Un movimiento que se hace llamar de igualdad, no puede curar la discriminación de una sociedad con más discriminación. Por eso el movimiento que existe actualmente no busca igualdad, y por tanto no es feminista. El feminismo que estamos viviendo es un movimiento hembrista, que apela a la existencia del machismo para justificar su existencia y seguir creciendo.
Al igual que un péndulo necesita pasar por dos extremos antes de pararse en un punto medio, en una situación de discriminación, el sector de la población que la ha sufrido pasará a estar sobreprotegido antes de llegar a un equilibrio. Es natural que suceda así. El problema es que en materia de igualdad el péndulo se está manteniendo en un extremo de forma artificial.
Hay muchos intereses puestos en que la sobreprotección hacia la mujer se mantenga, con la discriminación hacia el hombre que ello conlleva, y de que por tanto no se alcance igualdad. Y es que se ha generado un negocio en torno a la materia de género, pues cada vez es mayor el número de profesionales que surgen en torno a esta temática, así como el dinero que se genera.
Obviando los privilegios individuales que las políticas feministas otorgan a un sector de la población, en cada uno de los ámbitos de actividad hay una parte tomada por el feminismo. En la justicia, con las leyes y los Juzgados de Violencia de Género (que se encuentran colapsados por el mal uso que se está haciendo de ellos), o los centros de "rehabilitación" de hombres maltratadores, donde muchos de ellos acuden a cumplir medidas penales realizando terapias con psicólogos expertos en la materia. En nuestra economía y política, con los organismos públicos dedicados al feminismo, las organizaciones feministas que reciben subvenciones, o incluso aquellas personas que trabajan pegando carteles de igualdad o preparando las campañas. En la educación, por los profesores que enseñan materias de igualdad en carreras universitarias y másters, o realizan ponencias en seminarios y cursos... La lista es larga.
Así vemos que la industria feminista extiende sus garras a todo el sistema. Ante esta situación, sería lógico pensar que al feminismo no le interesa que exista igualdad, pues entonces su chiringuito terminaría. Lejos de ello, la confrontación existente le permite seguir justificando su existencia, ya que escudándose en un supuesto machismo, continua generando políticas de género y aumentando la brecha entre sexos.
Con el objetivo de la justificación, existe además una continua manipulación por los medios de comunicación. Se exageran cifras, se omite información, y se realiza una continua propaganda. Todo ello da lugar al ensalce de la violencia, creando la sensación de una situación de constante indefensión y peligro para la mujer.